La guía práctica que todo padre soltero necesita.
Ser padre o madre soltero con un hijo pequeño es una aventura que mezcla amor, cansancio y retos constantes. Una de las situaciones más comunes (y más estresantes) es enfrentarse a una rabieta: gritos, llanto, pataletas o incluso agresiones. Pero tranquilo: no estás solo.
En este artículo aprenderás cómo anticiparte, cómo actuar durante la rabieta y qué hacer después. Todo con un enfoque realista, respetuoso y desde tu realidad como padre soltero.
🛡️ 1. Antes de la rabieta: la prevención es tu mejor aliada
¿Por qué hacen rabietas (berrinches) los niños pequeños?
Las rabietas no son manipulaciones. Son una reacción emocional intensa ante frustraciones que no saben gestionar. Cansancio, hambre, sobreestimulación, cambios inesperados o necesidad de atención pueden detonarlas.
5 Estrategias preventivas clave:
- Rutinas claras y previsibles: dan seguridad. Intenta mantener horarios estables de comida, sueño y juego.
- Anticipa lo que vendrá: avísale con tiempo que en 10 minutos saldrán del parque o que ya casi es hora del baño.
- Valida sus emociones desde temprano: enséñale a ponerle nombre a lo que siente: “Veo que estás molesto porque se acabó el tiempo de tablet”.
- Modela la calma: si tú respiras profundo o hablas suave ante una molestia, él aprende que eso también es posible.
- Aliméntalo bien y asegúrate de descanso adecuado: un niño con hambre o sueño tiene la mecha más corta.
🌪️ 2. Durante la rabieta: firmeza + empatía = contención
Cuando llega la tormenta emocional, tu objetivo principal no es “detenerla” de inmediato, sino acompañar sin perder el control.
¿Qué hacer (y no hacer)?
✅ Qué hacer:
- Mantente cerca: si es seguro, quédate junto a él. No lo dejes solo a menos que lo necesites para mantener la calma.
- Valida sin ceder: “Veo que estás muy molesto. No te gustó que apagara la tele. Estoy aquí para ayudarte.”
- Pon límites claros: “No dejaré que pegues, aunque estés molesto.”
- Ofrece opciones seguras: “¿Quieres gritar en la almohada o pegarle a este cojín?”
- Sé breve y tranquilo en tus palabras: menos es más. Habla poco, firme y con afecto.
❌ Qué evitar:
- No le grites ni lo ridiculices.
- No le digas “¡Ya basta, no es para tanto!”
- No lo amenaces con abandonarlo (“Te voy a dejar si no te calmas”).
🧩 3. Después de la rabieta: reconstruye la conexión
Una vez que se calma, aprovecha para cerrar el episodio con seguridad emocional y aprendizaje:
- Abrazo o contacto físico si lo desea: “Ya pasó, estoy contigo.”
- Hablen brevemente sobre lo que pasó: “Estabas frustrado porque no querías soltar el juguete. Es normal sentir eso, pero no está bien empujar.”
- Refuerza lo que sí hizo bien: “Te costó trabajo pero lograste calmarte. ¡Muy bien por respirar profundo!”
- Identifica posibles patrones: ¿fue a la misma hora que otros días? ¿fue después de una actividad muy estimulante?
🧠 4. Método SERENO (adaptación del método SERENE)
Un acrónimo fácil para recordar cómo actuar durante las rabietas:
S – Serénate tú primero: no puedes calmar si no estás calmado.
E – Establece seguridad: protege al niño y a ti.
R – Reconoce la emoción: nómbrala, valida.
E – Evita hablar demasiado: mantén la calma verbal.
N – Nutre la conexión: permanece cerca, ofrece consuelo.
O – Orienta después: cuando se calme, habla y guía.
🗣️ 5. Frases que ayudan (y frases que no)
✔️ Frases útiles:
- “Estoy aquí contigo.”
- “Está bien estar molesto, pero no está bien pegar.”
- “Sé que esto es difícil para ti.”
- “Vamos a respirar juntos.”
❌ Frases que NO ayudan:
- “¡Ya basta!”
- “Eso es una tontería.”
- “Me estás sacando de quicio.”
- “Si sigues así, me voy.”
🧭 Cierre: tu hijo no necesita un padre perfecto, necesita un padre presente
Las rabietas son parte del desarrollo, no una señal de que estás fallando como padre. Tu hijo necesita que lo acompañes, que pongas límites y que seas su refugio, incluso cuando él no lo parezca.
Toma cada episodio como una oportunidad para enseñar autocontrol, empatía y comunicación. Y recuerda: si tú logras mantener la calma, tu hijo aprende a hacerlo también.

